ASUNTO ECONÓMICO: Cuando se depende del conductor
En lo que respecta al estudio de la ciencia económica es prácticamente inconcebible hacer tal cosa sin tratar de entender (lo crea o no) lo que se conoce como “la mano invisible”, dicho concepto fue introducido por Adam Smith para expresar la capacidad que tiene el mercado de autorregularse, condición esta que no se ve, pero se siente y experimenta.
Esa condición a niveles macro es el resultado de las decisiones de cada sujeto económico sobre cualquier aspecto que desee imaginar, por ejemplo ¿Compro un pantalón o un par de zapatos?, ¿Compro alimentos o salgo al cine?, ¿Voy a la playa o salgo a un parque?, es decir cada sujeto elige basado en un análisis Costo – Beneficio, o expresado de otra manera toma una decisión racional.
Ahora bien ¿Cómo se puede determinar qué es lo racional? Simplemente por la opción que más elijan los sujetos económicos ante las mismas opciones, en igualdad de condiciones.
Una vez comprendido esto, imaginemos que usted desea trasladarse de un lugar a otro y para eso debe tomar cualquier medio de transporte masivo que puede ser autobús, avión, ferrocarril, taxi, moto taxi, lancha, o cualquiera que desee; todos tendrán algo en común y es que tienen un conductor, sin embargo curiosamente usted al abordar cualquiera de ellos asume como cierto que el mismo está facultado y capacitado para ejercer la labor de controlar ese medio, o acaso se acerca y le expresa algo como: “buen día señor(a) conductor(a) ¿Podría mostrarme su licencia de conducir para saber si está capacitado para manejar esta medio de transporte?” Seguramente la respuesta es un rotundo NO y eso es porque usted tiene la seguridad de que así lo es.
Caso contrario al anterior ocurre en los procesos de elección popular donde el elector tiene la posibilidad (al menos en teoría) de conocer si los candidatos tienen la capacidad, preparación, experiencia, y autoridad necesarias para desempeñar efectivamente el cargo al cual se postula; sin embargo a pesar de tener esa oportunidad, la racionalidad de los electores parece ser objeto de algún tipo de distorsión pues la realidad económica y social que impera en el país parece ser de poco agrado a la mayoría de la población.
Pero ¿Por qué se origina la anterior premisa? Pues como dato curioso (según cífras no oficiales) se estima que unos 2,8 millones de venezolanos han emigrado de nuestras fronteras (1 millón solamente en el último trimestre del año 2017); igualmente según cifras también no oficiales aunque emanadas por la Asamblea Nacional ubican la inflación para el año 2017 en más de 2.600 %; el índice de desabastecimiento de medicinas y alimentos supera el 80 %, la deserción escolar (según informe de Memoria Educativa Venezolana) de casi 1 millón de menores en los últimos 12 años, o la cifra de 26.616 muertes violentas en el año 2017 emitida por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Por eso estimado lector es recomendable que para futuros eventos electorales considerados por algunos como “fiesta democrática” u otra decisión de tipo político – social; revise en detalle la racionalidad que subyace su accionar, ya que quizá exista algún factor realmente importante no considerado.
Aníbal Araque|@econ_araque|Economista|Perito|Asesor
economia-integral@hotmail.com