El fuego que se desató en la madrugada del sábado se extendió a un tercer tanque del complejo refinador, de donde se levanta una columna de humo negro visible desde distintos puntos de la ciudad de Punto Fijo (528 kilómetros al oeste de Caracas) y que se eleva según la intensidad del viento.
El siniestro ha provocado la solidaridad y condolencias de Gobiernos de todo el mundo, organismos regionales y también del Papa Benedicto XVI.
“Su Santidad Benedicto XVI, profundamente apenado por la noticia del grave accidente en la refinería de Amuay (…) ofrece sufragios al Señor por el eterno descanso de los fallecidos”, señala una carta del Vaticano remitida a la Conferencia Episcopal de Venezuela .
En el mismo sentido se expresó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien en una misiva dirigida al presidente venezolano, Hugo Chávez, manifestó sus “más sentidas condolencias” por la trágica pérdida de vidas humanas.
Chávez visitó a lo largo de la jornada distintas zonas de Punto Fijo, incluidos los hospitales en los que están siendo atendidos los enfermos.
El gobernante no ofreció nuevos datos sobre la situación de la refinería, pero afirmó que hay “cerca de 500 viviendas afectadas”, y que cerca de un 10 % de ellas “tiene una destrucción casi total”.
Agradeció los mensajes de solidaridad y las ofertas de colaboración llegados desde otros países, pero aseguró que no es necesaria la ayuda porque el Gobierno cuenta con los elementos que requiere para dar respuesta a la tragedia.
Por su parte, el candidato presidencial de la oposición, Henrique Capriles, dijo que la explosión refleja junto a otros hechos “la ineficacia y la politiquería” del Gobierno de Chávez.
EFE