La guerra contra el tabaco en Japón ha aumentado con la llegada al Gobierno del Partido Democrático (PD), que ya impuso en febrero prohibiciones para fumar en hoteles y restaurantes y reducir los fumadores pasivos.
El Gobierno japonés aplicó en octubre de 2010 una importante asubida del precio del tabaco y ha justificado el incremento, de 3,5 yenes por cigarrillo, en la necesidad de mejorar la salud de la población, aunque también ayudará a mejorar los ingresos del Estado, un problema para un país que tiene aún pendiente la reforma fiscal.
Japón es el cuarto mercado de tabaco a nivel mundial, aunque una mayor concienciación de la población por sus perjuicios para la salud, unida a la necesidad de ahorrar, han reducido el porcentaje de fumadores desde su máximo en 1966.
No obstante, los japones se las ingenian para poder fumar, así como los negocios, y prueba de ello son estas burbujas de cristal para fumadores, que potegen de los “malos humos”.
También, esta particular guerra al tabaco, ha llevado a muchos japoneses a buscar alternativas para dejar el vicio, entre ellas la moda cada vez más extendida de los cigarrillos electrónicos, que simulan con vapor de agua el humo del cigarro para acabar con el hábito.