El asesinato de periodistas en México ha pasado de ser una consecuencia más de la violencia que se vive en todo el país a una macabra cadena que añade nuevos muertos cada mes. Cándido Ríos, un veterano de la información policial, ha sido el último periodista acribillado, el martes en Hueyapan de Ocampo, al sur de Veracruz. Su muerte es la novena de un reportero en México este año. La décima, si se cuenta al michoacano Salvador Adame, cuya desaparición fue denunciada por su esposa. El asesinato de Ríos cuestiona la eficacia de los mecanismos de protección de periodistas del Gobierno, al que estaba adscrito. De los últimos fallecidos, tres de ellos contaban con medidas de protección. En otros dos casos fallecieron sus escoltas cuando intentaban evitar su muerte. El Ejecutivo niega que la muerte de Ríos tenga relación con su profesión.
El asesinato de Cándido Ríos es el decimoséptimo que se produce desde 2011 en Veracruz, de ocho millones de habitantes y con un largo historial en agresiones a comunicadores. Estaba acompañado de otras dos personas –uno de ellos, un expolicía- cerca de una tienda de comestibles cuando fue acribillado por desconocidos. Ríos, que cubría la fuente policial desde hacía diez años, trabajaba para el Diario de Acayucan y formaba parte de un programa gubernamental de protección a periodistas y defensores de derechos humanos.
«Todos los indicios apuntan a que el ataque no está vinculado con el periodista; todos los indicios apuntan a que se trató de un ataque contra otra persona y sus escoltas», ha asegurado este miércoles el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa. Sin embargo, para la hija del periodista, Cristina Ríos Nieves, su padre fue asesinado por ejercer el oficio de informar. «A través de esa actividad periodística él desenmascaraba, acusaba a personas poderosas, a caciques del pueblo», comentó durante el funeral en su casa.
La vivienda de Ríos tenía cámaras de seguridad, rejas con alambres de púas y la policía local hacía recorridos de vigilancia. Estas medidas eran parte del Mecanismo de Protección de Periodistas del Gobierno Federal al que se había acogido desde 2012. A pesar de todo ello el funcionario rechazó que la muerte de Ríos muestra del fracaso de los mecanismos de protección aunque pidió una «revisión de los mismos».
Cada vez más los periodistas a nivel mundial son vulnerables ante los ataques de los cuales son víctimas al ejercer su profesión. Buscar la verdad y transmitirla a las masas. Los periodistas merecen respeto a su profesión y el libre ejercicio de la misma en cualquier lugar del planeta.
Respeto para la prensa libre.