Javier Vargas
Cortez García comía a las 1:30 de la tarde con su novia y unos familiares en un restaurante ubicado en la carrera 19 con calle 8, cuando de pronto al lugar llegó un hombre con una pistola verde fosforescente y lo apuntó. Cortez García forcejeó con el hombre y éste accionó el arma, pero se engatilló. El forcejeo se extendió por varios segundos hasta que se escuchó un disparo que impactó en el pecho. El homicida al verlo en el suelo huyó del lugar, pero luego se devolvió y le arrancó una cadena de oro. El hombre salió del local en una moto negra en dirección al barrio 23 de Enero.
Dos de los empleados del local recogieron a Cortez, lo montaron en uno de los carros de ellos y se lo llevaron a la Clínica Canabal. En el camino los hombres que eran amigos, le daban ánimos para que no se desmayara y Cortez les respondía que no se preocuparan que el aguantaría. “No se preocupen yo aguanto, yo aguanto”.
En el centro médico lo metieron de urgencia en el quirófano, pero Cortez no resistió y luego de hora y media de lucha por sobrevivir, murió a las 3:30 pm.
En las afueras de la clínica los familiares esperaban por buenas noticias. Hasta que un médico con cara larga se dirigió hasta ellos. “Lo sentimos mucho;?hicimos lo que pudimos, pero el joven falleció en medio de la intervención”, dijo.