“Son 13 personas asesinadas a balazos, todos adictos en recuperación”, dijo a la AFP un responsable policial de Tijuana que pidió mantener el anonimato.
Según una versión transmitida por un testigo a la policía, los pistoleros sacaron a sus víctimas, las colocaron frente a un muro y les dispararon con armas de largo alcance. No hubo heridos.
Este ataque en Tijuana ocurre menos de 48 después de que un comando armado irrumpiera contra una fiesta en Ciudad Juárez, también en la frontera con Estados Unidos, y diera muerte a 14 personas en la madrugada del sábado.
El centro de rehabilitación donde ocurrió la matanza, llamado Camino A. C., está ubicado en una zona semirural de Tijuana, donde la semana pasada fueron decomisadas 134 toneladas de marihuana que iban hacia Estados Unidos, el mayor cargamento de esa droga incautado en la historia de México.
Fuentes policiales dijeron que tras la masacre, las frecuencias de radio que comunican a las patrullas fueron interceptadas con mensajes de desconocidos que aparentemente relacionaban el ataque al centro de drogadictos con la incautación de la marihuana la semana pasada.
Según el gobierno la marihuana interceptada pertenecía al cartel de Sinaloa, liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo más buscado en México y Estados Unidos.
Tijuana, vecina de la estadounidense ciudad de San Diego (California) es centro de una disputa entre el cartel de Sinaloa y la organización narcotraficante de los Arellano Félix.
La masacre en este centro de rehabilitación de drogadictos en Tijuana, es la tercera más importante en una unidad de tratamiento de este tipo en el norte de México en poco más de un año.
En septiembre de 2009 un comando armado ingresó a un centro para rehabilitación de drogadictos de Ciudad Juárez y ejecutó a 18 internos. El 11 de junio, una treintena de pistoleros asesinaron a 19 personas en otro centro de atención para adictos en la ciudad de Chihuahua.
Las autoridades creen que los pistoleros del narcotráfico atacan estos centros ante la presumible presencia de miembros de bandas rivales en ellos.
México vive una creciente ola de homicidios atribuidos por las autoridades en su mayoría a los siete carteles del narcotráfico que operan en el país y las bandas vinculadas con estos.
En diciembre de 2006, el gobierno lanzó una ofensiva contra los narcotraficantes, incluyendo el despliegue de unos 50.000 militares. Desde entonces la violencia vinculada al narcotráfico y a las operaciones para combatirlo ha provocado más de 28.000 muertes.
Afp