Así lo reseñó Ciudad CCS
Para Carlos Betancourt, los resultados de las elecciones parlamentarias del 26-S no fueron una sorpresa, ya que según su criterio el presidente Hugo Chávez “sólo se dedicó a retar a la oposición reaccionaria y a ligar la contienda en el terreno de la formalidad burguesa, es decir, en el terreno electoral, donde ésta es mucho más diestra y además dispone de múltiples mecanismos de conducción sobre la conciencia colectiva”.
Acotó que la desmotivación y el pesimismo de la conciencia colectiva se deben en parte a la incapacidad que ha tenido el gobierno de solucionar ciertos problemas como el de la vivienda, la inseguridad en los barrios y pueblos y la soberanía agroalimentaria.
El psuvista Amílcar Figueroa expresó que “los problemas no comenzaron el 26 de septiembre, sino que tienen una larga data que podríamos ubicar cuando empezamos la construcción de los consejos comunales desde el aparato del Estado y no desde el movimiento popular”.
Según el historiador y filósofo Vladimir Acosta, el proceso se fue burocratizando y moderando a partir el referendo de 2004, sin embargo, cree que aún se está a tiempo de poder recuperarlo e impulsarlo. “Ahora hay más experiencia y más capacidad organizativa para impulsar este proceso que acaba de recibir una severa advertencia”.
Acosta dijo que lo más grave que arroja su análisis, es que la revolución está perdiendo votos mientras que la oposición está ganando en los estados más poblados del país, “en el fondo no es que la oposición está creciendo, sino que nosotros estamos decreciendo (…) estamos perdiendo apoyo”.
En su criterio, la tarea fundamental a desarrollar para que el proceso no se siga estancando es recuperar el protagonismo, la participación y la creatividad popular.
El ex ministro de Comercio, Eduardo Samán, dijo que en las elecciones del 26-S la revolución no perdió, pero tampoco alcanzó el objetivo planteado. “Este es el momento propicio para hacer las críticas sin que produzcan desmoralización”.
Habló sobre la necesidad de crear una “corriente marxista radical” que recoja el sentimiento de aquellas personas que creen posible la profundización del proceso.
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Acotó que el término “radical” no significa que se tenga que ir al extremismo, sino a los principios socialistas .
Aclaró que la propuesta de la corriente no tiene ningún ánimo de crear divisiones o sectarismos en el movimiento revolucionario.