Argentina gana por la mínima
El 1-0 ante Nigeria en el estadio de Ellis Park con gol de Gabriel Heinze a los 6′ fue ni más ni menos que eso: el triunfo que cualquier equipo busca en un debut mundialista, el tercero ante Nigeria en una Copa del Mundo.
La historia prometía ser diferente para los bicampeones en el inicio, porque Argentina tuvo unos interesantes minutos iniciales. Todo empezó, como no, con Messi viboreando ya a los 47 segundos en el área, y tuvo el clímax con el gol de cabeza de Heinze a los 6′.
En ese lapso Argentina pareció fluida, la pelota le quemó mucho menos que en las eliminatorias.
Así, Messi penetró recto como una flecha a los 4′ para cedérsela a Tevez, que falló frente al arco.
Un minuto después Tevez habilitaba a Messi y el arquero Enyeama tuvo que esforzarse para despejar al córner.
De esa jugada del delantero del Barcelona surgió el 1-0 argentino: Verón lanzó el córner para ponerla al alcance de un Heinze que, sin marca, cabeceó con potencia de semipalomita.
El cabezazo de su vida para el lateral izquierdo argentino, y Maradona lo festejó a lo grande con todo el banco señalando a su asistente Héctor Enrique.
Siguió teniendo posibilidades Argentina, con un Higuaín evidentemente ansioso ante su debut mundialista, pero en el equipo comenzaron a pesar más los desajustes, en especial el defensivo.
Jonás Gutiérrez estaba desbordado en su función de lateral derecho con proyección, y Demichelis se encontró más de una vez solo ante el peligro.
Tampoco generaba juego Verón, en su regreso a un partido mundialista tras el fracaso de Corea/Japón 2002 exactamente ocho años después, ya que aquella eliminación a manos de Suecia también fue un 12 de junio. El entrenador de los escandinavos era Lars Lagerback, jefe hoy de los nigerianos.
Argentina tenía, con todo, suerte: la Nigeria de hoy no es la de hace una década. Su gran figura de entonces, Nwanko Kanu, miraba hoy desde el banco.
Esa incapacidad nigeriana para aprovechar los problemas de Argentina le aliviaba la tarde a los de Maradona.
A los 18′ salió del botín naranja de Tevez un toque corto a Messi, que arrancó desde la derecha en diagonal, una de sus marcas registradas, para exigir una vez más a Enyeama.
Higuaín definió apurado a media altura a los 21′ para que el arquero nigeriano volviera a despejar.
Mientras atendían a Enyeama tras un golpe, Verón mantuvo una intensa conversación con Maradona acerca de qué hacer, qué cambiar.
No se vieron soluciones tras la charla con el entrenador, que, embutido en un novedoso traje gris, por momentos pareció querer jugar, de pie en la zona técnica y viviendo su debut como seleccionador mundialista al borde de la banda.
Messi regresó de una de sus falsas ausencias a los 36 con un zurdazo largo, combado, que Enyeama desvía con esfuerzo al córner.
Verón, sustituido por Maxi Rodríguez a los 74′, seguía sin generar el fútbol que se esperaba de él, aunque ejercía de prolongación de Maradona en la cancha, ya fuera tranquilizando a Messi en un lateral u ordenando a Gutiérrez y a cualquier compañero.
Algo estaba claro: Messi era el mejor, casi el único de Argentina, en su mejor actuación con la camiseta de la selección. Encendido, buscando siempre el hueco, punzante, luchador.
Terminado el primer tiempo Maradona entró a la cancha. Le habló a Verón otra vez, le puso la mano en el hombro a Di María, abrazó a Demichelis, tres hombres que no funcionaron como esperaba.
Martins entró en lugar de Obinna a los 53′, y Nigeria comenzó a animarse más en la ofensiva, mientras Higuaín volvía a lamentarse a los 66′ de un gol que no pudo ser.
Taiwo casi pone el empate de un potente zurdazo a los 70′, con Nigeria lanzada a la ofensiva y Argentina al contraataque, como en cada momento definitorio de la “era Maradona”.
Quedaba resistir para los argentinos, mientras Uche se perdía a los 83′ una clara situación de gol rematando a la tribuna.
Y resistieron, y Maradona se abrazó a todos sus asistentes, a todos jus jugadores. ¿La próxima estación? La hoy también victoriosa Corea del Sur, el jueves en el estadio Soccer City de Johannesburgo.
SÍNTESIS:
Argentina: Romero – Demichelis, Samuel, Heinze – Gutiérrez, Verón (’74 Maxi Rodríguez), Mascherano, Di María (’85 Burdisso) – Messi, Higuaín (’79 Milito), Tévez.
Nigeria: Enyeama – Odiah, Yobo, Shittu, Taiwo (’75 Uche) – Kaita, Etuhu, Haruna – Obasi (’60 Odemwingie), Obinna (’52 Martins), Yakubu.
Gol: 1-0 Heinze (’6)
Árbitro: Stark (Alemania)
Espectadores: 55.686
Tarjetas amarillas: Gutiérrez / Haruna
ASÍ JUGÓ ARGENTINA
Sergio Romero: Asistió a la mayor parte del partido como un espectador más y pese al frío del estadio supo responder con acierto cuando se vio exigido por el juego de Nigeria.
Jonás Gutiérrez: Reconvertido a lateral se sintió desubicado la mayor parte del partido. Por su banda llegaron las mejores opciones nigerianas y su aportación ofensiva fue discreta.
Martin Demichelis: Poco solicitado pero inseguro. Se incorporó al ataque en las jugadas a balón parado y dispuso de una buena ocasión de marcar de cabeza.
Walter Samuel: No trasmitió seguridad a la zaga argentina, pero tampoco tuvo mucho trabajo. Repartió parte del juego ofensivo con incorporaciones al centro del campo.
Gabriel Heinze: Acertó a rematar a gol un córner botado por Verón en su primera aproximación al área nigeriana, se incorporó con criterio al ataque y cerró bien los espacios por su banda.
Juan Verón: Sin ideas por momentos fue, no aportó los galones que se supone le otorgan su experiencia, aunque se desfondó en tareas defensivas hasta que Maradona decidió darle un descanso.
Juan Mascherano: Seguro en el centro del campo, bien a la hora de tapar espacios, no rechazó la responsabilidad de organizar el juego de Argentina.
Carlos Tévez: Muy trabajador en la medular argentina, se vio un tanto eclipsado por la presencia de muchos jugadores de ataque en Argentina. Dio algún pase bueno a sus compañeros.
Lionel Messi: El mejor del equipo, muy desequilibrante entre la defensa nigeriana pero negado de cara al gol, en parte por falta de puntería, en parte por el buen hacer del meta rival. Asumió el papel que le exige Argentina. Ni rastro de los problemas físicos que se había dicho que arrastraba.
Ángel di María: Irrelevante. Desaparecido durante toda la primera parte no hizo honor a los elogios que Maradona vertió sobre él. Sustituido por Burdisso a cinco minutos del final.
Gonzalo Higuaín: Muy desafortunado de cara a portería, falló en los momentos de mayor exigencia. Dilapidó algunos buenos centros de sus compañeros.