Apophis, el Asteroide que avanza a toda marcha amenazando con destruir La Tierra
A menudo se tiende a exagerar con el paso de los asteroides, sin embargo, con Apophis se da una circunstancia mucho más peliculera: si impactara contra el planeta, desencadenaría una potencia superior a cualquier bomba nuclear conocida. ¿Qué posibilidades reales hay de ese acercamiento?
En junio del año 2004, los investigadores Roy A. Tucker, David J. Tholen y Fabrizio Bernardi descubrían un “extraño” durante dos noches seguidas desde el Observatorio Nacional de Kitt Peak, Arizona. Cuando se descubrió por primera vez, el objeto recibió la designación provisional de 2004 MN4. Cuando su órbita estuvo lo suficientemente calculada, recibió el número permanente de 99942.
Poco después recibía el nombre por el que se le conoce actualmente, Apophis. Al parecer, Tholen y Tucker eran fanáticos de la serie de televisión Stargate SG-1, y uno de los villanos de la producción es un alienígena llamado Apophis. De hecho, es una las principales amenazas a la existencia de la civilización en la Tierra durante las primeras temporadas. De ser así, ¿querían decirle algo al resto de la humanidad?
Lo cierto es que cuando los científicos descubrieron al gigante rocoso y comenzaron a estudiarlo, había una serie de datos a tener en cuenta. Apophis cuenta con una órbita próxima a la de la Tierra, y tiene un período orbital de 323 días en completar una órbita alrededor del Sol, es decir, que su trayectoria le lleva a atravesar la órbita de nuestro planeta dos veces en cada vuelta al Sol.
Esto hizo pensar desde el principio que podría ser una amenaza para la Tierra: parecía muy posible que este fragmento de roca espacial apuntara directamente en una de sus órbitas futuras. Nadie estaba seguro de si golpearía el planeta, pero parecía claro que Apophis pasaría a través de un ojo de la cerradura gravitacional cerca de la Tierra, y que podría desviar su órbita lo suficiente como para que el asteroide comisionara.
Aquello era una perspectiva aterradora, de las primeras más serias en cuanto a impacto de asteroides, y la gente comenzó a observar y trazar su órbita muy de cerca: la NASA con su sistema Sentry hizo más observaciones, y a la agencia se sumaron otros astrónomos en Europa bajo el programa de rastreo NEODyS. A medida que se corrió la voz, muchos más observadores se unieron a la búsqueda para aportar tantos datos orbitales como pudieron.
El asteroide tiene unos 350 metros de diámetro, una enormidad en términos de una roca así, y unos años después de que se descubriera, los primeros investigadores se aventuraron a medir las consecuencias de un posible impacto con la Tierra. Al principio, la NASA hablaba de una potencia de impacto de unos 510 megatones.
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Si los megatones no te dicen nada, piensa que sería el equivalente a dos veces la energía liberada por el volcán Krakatoa en el siglo XIX, el mismo que cambió el clima global de la Tierra durante media década.
Sin embargo, poco después los datos de la NASA se actualizaron a través de la ESA, la posible colisión de Apophis sobre el planeta podría liberar casi 900 megatones, más o menos 17 Tsars, un poder de destrucción más bestia que el de la mayor bomba nuclear jamás creada.
Con este panorama apocalíptico, los diversos sistemas de trayectorias de todo el mundo calcularon la próxima fecha de máxima aproximación para el 13 de abril de 2029.
En un principio se llegó a hablar de la posibilidad de una colisión (una entre 36), pero finalmente no llegará a tanto. Ese día, Apofis brillará como una estrella de magnitud 3,3 y podrá ser visible en puntos de Europa, África y el oeste de Asia.
El siguiente paso de aproximación se calcula que será el 13 de abril del 2036 Los expertos pronostican que las probabilidades de una colisión son muy escasas, pero como apuntaba hace unos meses Paul Chodas, del centro JPL:
Todavía no podemos podemos excluir la posibilidad de que pueda afectar a nuestro planeta, pero podemos calcular que la probabilidad de impacto es sólo una entre 100.000 en el próximo siglo, muy baja.
Para Alberto Cellino, del Observatorio de Turín en Italia, aunque se hubiera excluido el impacto de 2029, no se debería de descartar un impacto en el futuro lejano:
Podemos descartar la colisión en la próxima máxima aproximación entre el asteroide y la Tierra, pero sabemos que la órbita cambiará entonces de un modo que no es del todo predecible ahora mismo, así que no podemos saber cómo se comportará a largo plazo.
Como dice Cellino, una de las mayores dificultades reside en predecir las propias órbitas de los asteroides, a menudo con un componente caótico, lo que supone unas predicciones con un poder limitado.
Por eso Apophis y otros asteroides necesitan de un programa y esfuerzo común de observación y, en cierto modo, de vigilancia. Es poco probable que se estrelle contra la Tierra a corto plazo, pero las probabilidades son probabilidades, y los expertos, por muy seguros que estén en sus cálculos, permanecen vigilantes ante cualquier posibilidad, por mínima que sea.
Fuente: gizmodo / MF