Desde el lunes, la venta de tres latas de leche en polvo completa, a 73 bolívares cada una, sumó compradores en los alrededores del supermercado ubicado en la avenida Fuerzas Armadas de Maracaibo. Los portones eran rodeados por mujeres, hombres, jóvenes, ancianos, indígenas y embarazadas.
Ayer, pasadas las 8.00 de la mañana, a minutos de iniciar la comercialización, un grupo de “bachaqueros” forzó el ingreso al establecimiento, relató un sexagenario que murmuró en voz baja y a 20 metros del lugar, comedido porque “habían muchos delincuentes merodeando”.
“Los militares hicieron tiros para dispersarlos. Tiraron bombas lacrimógenas y la gente no se movía”, susurró mirando como unas mujeres hacían trampolín en la cerca de barandas para llegar a la entrada de tienda, tras esfumarse el olor del gas.
“Cuando la gente se saltó bajaron las santamarias. Los soldados tiraron perdigones”, narró Egda Cortez, de 64 años. La ama de casa escuchó, desde el pasillo del supermercado, decir a la subgerente: «denle los tres potes, cuando ya no se pueda se dan dos o uno. Hay que dárselo (vender) al público». A las afueras los efectivos del Ejército contenían la ola de personas que originaban la anarquía.
Tras una hora de tensión, continuaban los saltos al interior de la cadena de tiendas. “A las 9.30 de la mañana estaba en el kiosquito. Un señor me dijo que no saliera porque afuera estaban tumbando a la gente para robarle la leche. Tumbaron a una mujer y fue un muchacho que agarró la leche y corrió”, recordó Cortez al salir del establecimiento.
La ama de casa sudaba. Se limpiaba la frente y el vendaje gris de su mano derecha. Intentaban usar de abanico andaluz su pañuelo para calmar el calor. Una vecina la auxiliaba con el peso de las latas de lácteos.
“Mi hijo no sabe que estoy buscando comida. Me dice: ‘mami no te metas en eso’. Pero él no me puede ayudar. Él no me puede mandar (alimentos) porque vive en San Cristóbal, y por el camino se lo quitan. Me dice que eso está feo allá’”, lamentó.
Criticó la pérdida del respeto «a todo». Lo aseguró al ver como “una señora embarazada empezó a darle con un tubo a un soldado. Él no tiene culpa de que no pueda pasar. A él lo manda su jefe” por ser subordinado a mandos. “Él tiene que escuchar a sus superiores. La mujer embarazada lo agarró cuando estaba en el estacionamiento. Es una atrevida”.
Dolores de parto
En un automercado de Delicias Norte reportaron que una embarazada recibió primeros auxilios en el interior del lugar. Pasado el mediodía, luego de estar en la cola para adquirir papel higiénico, leche, harina de maíz precocida, y tras el susto de unas detonaciones que sonaba a las afueras, la mujer pidió ayuda. La gerencia fue notificada de la emergencia.
La joven gritaba por los dolores de parto. Una unidad de primeros auxilios acudió a socorrer a la dama. Compradores relataron que por una multitud que reclamaba ingresar a la tienda, funcionarios policiales dispararon para dispersar a los más violentos. Ese habría sido la causa del aviso de parto, aseguraron.
Muy cerca, en una cadena de comida, también se atendió otra emergencia. En el baño, falleció Ramiro Quevedo de 47 años. Los rumores de que murió en la cola para la comida se descartaron. El hombre almorzaba con familiares cuando decidió ir al baño. En el interior se apagó su vida.
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