AN que trabaje por modelo de país que deje atrás la polarización y el enfrentamiento solicitó la Conferencia Episcopal de Venezuela

Una Asamblea Nacional que trabaje por modelo de país que deje atrás la polarización y el enfrentamiento solicitó la Conferencia Episcopal de Venezuela  en un comunicado dado a conocer por el arzobispo de Mérida, Baltazar Porras.

El prelado de la Iglesia católica, en su lectura, destacó que el proceso electoral del pasado 26 de septiembre significó para el país un «claro indicio» de que es posible encontrar soluciones a los problemas sociales «por caminos de mutuo respeto, de diálogo y de solidaridad, sin exclusiones».

Los obispos afirmaron que Venezuela se encuentra ante el reto de asumir un modelo democrático común basado en una política de cooperación mutua y «no de eliminación del adversario».

La CEV sostuvo que un punto de encuentro para los venezolanos es la problemática del sector universitario y resaltó que, a pesar de que consideran que es necesario denunciar y corregir los vicios que puedan existir, ven justa «la lucha emprendida por los universitarios y trabajadores en sus reivindicaciones salariales y por un presupuesto adecuado a fin de cumplir con una educación de calidad».

La definición, por parte de la AN, de un nuevo Código Orgánico Penal, también preocupa a los obispos de la CEV, quienes ante la importancia de los temas de dicho documento, sostienen que debe ser objeto de una «amplia consulta y un gran consenso» y vinculado a un «sentido pedagógico, promover la cultura de la vida y el respeto y no alimentar la exclusión».

La CEV rechazó las expropiaciones de empresas por parte del Estado al afirmar que se realizan «sin que haya ningún tipo de proceso, ni de diálogo, ni de discusión, sino de forma compulsiva», lo que «está trayendo una parálisis del aparato productivo en todos los órdenes».

Porras citó el ejemplo de las expropiaciones de las fincas azucareras en el Sur del Lago de Maracaibo, donde «lo que da es dolor ver los centenares de hectáreas de caña allí perdidas, centrales cerrados, 1.000 familias sin empleo y sin esperanza y veo unos camiones que traen azúcar de Costa Rica cuando tenemos la siembra allí que se perdió porque ya se le pasó su tiempo».

Pidió a la población prestar atención a estas situaciones. «No podemos matar la gallina de los huevos de oro y solamente estar importando cosas o haciendo que nuestra gente sufra al no tener un empleo y vivir de las dádivas que eventualmente se le pueda dar».