El hambre en el continente acecha por la sequía, las guerras internas y grupos terroristas radicales. La Organización de Naciones Unidas alerta que las condiciones humanas están en riesgo. Desde hace años se ejecutan planes alimentarios por la pobreza persistente.
“Vi por la televisión un reportaje de gente buscando entre la basura huesos de res que botan los carniceros en un mercado y recordé a esos países lejanos. Estamos viviendo el hambre como África. No es justo lo que estamos pasando. Gracias a Dios en casa tenemos algo qué comer”, relata Minerva Ferrer, ama de casa.
El hambre en el continente acecha por la sequía, las guerras internas y grupos terroristas radicales. La Organización de Naciones Unidas alerta que las condiciones humanas están en riesgo. Desde hace años se ejecutan planes alimentarios por la pobreza persistente. La FAO estima que en África subsahariana cada una de tres personas padecen de desnutrición.
En Venezuela, el Gobierno recibió un reconocimiento de la FAO por las políticas agroalimentarias. Pese a no publicar las estadísticas de consumo nacional, abastecimiento y variación de precios de los alimentos y servicios. Y el indicador de pobreza y pobreza extrema.
A Minerva Ferrer le estremece la imagen de venezolanos sin comida hurgando desechos para tener alimentos sin importarles los olores, los gusanos y putrefacción que describe la basura del mercado municipal de la Limpia. “Nosotros estamos viviendo en hambre. Por eso saquearon gandolas llenas de carne en Petare”, recuerda.
La semana pasada, Caracas registró hechos violentos. Un fallecido, saqueos y destrozos se sucedieron a protestas por la distribución de comida y las necesidades de alimentación insatisfechas de la población.
En los primeros 15 días de junio se reportaron hechos violentos. Seis muertes en sucesos vinculados a manifestaciones por la desesperación de las familias que reclamaron colocación y venta de productos básicos. Desde 2014 se intensificaron los episodios lamentables. Enfrentamiento entre ciudadanos, cuerpos policías que terminaron en confrontación por acceso a los comercios.
Ferrer acusa que mientras las familias se desesperan los funcionarios del Gobierno ven otra realidad. “Casi seguro que ellos no pasan necesidad de agua, de luz, de medicinas y comida. Deben de tener de todo y uno (el ciudadano) es el que está sufriendo”.