Francia, que disputa su tercera final de un Mundial, tratará de romper los pronósticos siendo el primer equipo que llega al último encuentro tras haber perdido dos partidos, ambos en la fase de grupos frente a los propios All Blacks (37-17) y Tonga (19-14).
Para muchos observadores, incluida la prensa neozelandesa, particularmente virulenta con los galos, Francia no tiene ninguna posibilidad en esta final repetición de la de 1987, también en Auckland, en que los All Blacks ganaron por 29-9.
El técnico galo, Marc Lievremont, espera sin embargo que el factor sorpresa les permita ganar.
“Como suele pasar en este tipo de enfrentamientos, Francia tendrá que buscar ese plus que la hace imprevisible, mejor que los demás, eso que hace salir lo mejor de cada uno. Y esperar además que los dioses del rugby estén con nosotros el domingo por la noche”, dijo el técnico en una conferencia de prensa.
Además de los dos partidos perdidos en la fase de grupos, Francia no mereció ganar la semifinal contra un equipo de Gales que jugó la mayor parte del partido con uno menos (9-8).
Los All Blacks, en cambio, dieron recitales en sus partidos, incluida la semifinal contra Australia (20-6) y cuentan ante todo con su motivación.
“Tenemos a algunos hombres que han vivido situaciones distintas, que llevan tiempo ahí y hay muchas ganas. Tenemos a chicos que son lo suficientemente buenos, pero eso no es una garantía”, explicó por su parte el capitán de los All Blacks, Richie McCaw.
“La gente dice quién merece ganar pero, el día de la final no es cuestión de quién merece ganar sino de quién juega el mejor rugby en esa etapa, en ese partido, eso es lo que tenemos que hacer”, añadió.
Los franceses tienen la ventaja moral de ser la ‘bestia negra’ de los All Blacks, a los que ganaron en semifinales en 1999 (43-31) y en cuartos de final en 2007 (20-18).
Francia se apega a su triunfo en cuartos de final contra Inglaterra (19-12) para creer en sus posibilidades.
El inicio del partido será probablemente determinante para los franceses el domingo en un ambiente hostil en Eden Park, por lo que su receta será ponerse por delante en el marcador y meter presión de ese modo a los All Blacks, obligados a ganar.
Esta séptima final de los Mundiales tendrá duelos explosivos y atractivos como el que tendrán las terceras líneas, lideradas por los dos capitanes, Richie McCaw y Thierry Dusautoir.
La inmensa responsabilidad de liderar el juego recaerá en dos aperturas inesperados, ambos de 22 años: Aaron Cruden, brillante tercera posibilidad de Graham Henry tras las bajas por lesión de Dan Carter y de su suplente Colin Slade, y Morgan Parra, medioscrum francés reposicionado en el curso de la competición por Marc Lievremont.
– Éstas serán las formaciones de ambos equipos:
Nueva Zelanda: Israel Dagg; Cory Jane, Conrad Smith, Ma’a Nonu, Richard Kahui; Aaron Cruden, Piri Weepu; Kieran Read, Richie McCaw (capitán), Jerome Kaino; Brad Thorn, Sam Whitelock, Owen Franks, Keven Mealamu, Tony Woodcock.
Reservas: Andrew Hore, Ben Franks, Ali Williams, Adam Thomson, Andy Ellis, Stephen Donald, Sonny Bill Williams.
Francia: Maxime Medard; Vincent Clerc, Aurelien Rougerie, Maxime Mermoz, Alexis Palisson; Morgan Parra, Dimitri Yachvili; Imanol Harinordoquy, Julien Bonnaire, Thierry Dusautoir (capitán); Lionel Nallet, Pascal Pape; Nicolas Mas, William Servat, Jean-Baptiste Poux.
Reservas: Dimitri Szarzewski, Fabien Barcella, Julien Pierre, Fulgence Ouedraogo, Francois Trinh-Duc, Jean Marc Doussain, Damien Traille.
Árbitro: Craig Joubert (RSA)
AFP