Lo que empezó como una celebración festiva se convirtió en un enfrentamiento directo de grupos anarquistas con la policía antidisturbios francesa.
Miles de activistas por el medio ambiente desafiaron la prohibición de manifestarse en París depositando el domingo zapatos vacíos en las calles para pedir la aprobación de un pacto que detenga el calentamiento global y luego enfrentándose con la policía.
Las marchas habían quedado prohibidas como parte del estado de emergencia decretado tras los ataques del 13 de noviembre pasado en París, en los que murieron 130 personas.
Pero el domingo, lo que empezó como una celebración festiva se convirtió en una manifestación y posteriormente en un enfrentamiento directo de grupos anarquistas con la policía antidisturbios, que terminó con el lanzamiento de gases lacrimógenos en la Plaza de la República y los pedidos de los manifestantes por un «Estado de Urgencia Climática».
La cumbre, a cuya inauguración asistirá el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, junto a mandatarios de otros 140 países, está rodeada de fuertes medidas de seguridad.
Las protestas de París fueron replicadas en muchas otras ciudades alrededor del mundo. Los activistas piden que de la conferencia sobre clima auspiciada por la ONU, que se celebra entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre, salga una importante reducción de las emisiones y ayudas a los países más pobres para que puedan enfrentar las consecuencias del calentamiento global.
Como preludio a este evento mundial celebrado en Le Bourget, cerca de París, el presidente François Hollande recibió el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.También cenó con el presidente de China, Xi Jinping.
Hollande reiteró la importancia de convencer a todos los países para que haya un acuerdo ambicioso sobre el clima.
“Un acuerdo ambicioso es un acuerdo vinculante», recalcó Hollande.