Ese será el día en que el público común y corriente tendrá acceso por primera vez al Mundo Mágico de Harry Potter, la nueva atracción del parque Islands of Advernture de Universal Orlando, que le dará vida al maravilloso y extraño universo del famoso niño mago.
Todos los amantes de Potter que añoraban poder ver el salón común de la Casa de Gryffindor, treparse a la escoba de Harry o beberse algo en el pub Hog’s Head no se sentirán defraudados.
Los escenógrafos de las películas de Harry Potter colaboraron en el diseño del parque, lo mismo que la autora de los libros J.K. Rowling, cuya imaginación fue la que dio vida a este mundo. La magnitud del proyecto y lo detallista que fueron los diseñadores son asombrosos, desde las chucherías en la habitación del director de la escuela Albus Dumbledore dentro del castillo hasta las cajas de varitas mágicas en la ventana del negocio de Ollivander.
«Es un reflejo tan auténtico de lo que experimenté en las películas que me cuesta distinguirlos»,expresó Alan Gilmore, quien ayudó a diseñar los sets de tres de las películas de Harry Potter antes de sumarse al equipo creativo de Universal. «Soy muy detallista y no dejo escapar nada hasta que es perfecto».
Los especialistas que trabajaron en el proyecto hicieron una serie de viajes a Escocia para consultar con Rowling, quien le dio el visto bueno a todo lo que será exhibido en las vitrinas de los comercios de Hogsmeade y a las recetas para el jugo de calabaza y la cerveza de mantequilla servidos en el restaurante Three Broomsticks y en el Hog’s Head. (Ambas bebidas, a propósito, son deliciosas).
El parque se encuentra en Islands of Adventure, por lo que no hay que pagar nada por ir del Continente Perdido a las calles de piedra del pueblito de Hogsmeade, con sus techos cubiertos de nieve, sus chimeneas mugrientas y sus portones temerosos. La locomotora Hogwarts Express arroja humo en una estación de trenes cercana. Los fanáticos de las últimas películas de Harry Potter reconocerán el lugar enseguida.
El viejo castillo donde se encuentra la Escuela de Magia y Hechicería, asoma por sobre el pueblo. La gente lo visita para disfrutar de la principal atracción del parque, un viaje que combina técnicas de filmación de 360 grados y sofisticados robots que crean la ilusión de una aventura mágica volando con Harry y sus compinches Ron y Hermione.
Créalo o no, la cola a la espera del viaje es muy divertida. Se extiende por los calabozos y el invernadero, y llega a una galería de retratos donde se encuentran personajes del pasado de Hogwarts que hablan entre sí y se pasan de cuadro a cuadro.
Desde allí, los visitantes van a la oficina de Dumbledore, donde el director del colegio recibe a los muggles -la gente sin poderes especiales-. Acto seguido se recorre el aula donde se dicta la clase de Defensa contra las Artes Oscuras, en las que Harry, Ron y Hermione -los actores de las películas, que aparecen en una pantalla- interceptan al grupo e invitan a cada uno a que participen en una aventura con ellos. La sala común de la Casa Gryffindor es una de las últimas escalas antes del viaje, que incluye un encuentro con el Sauce Tronador, un ataque de un dragón y un partido de Quidditch, juego inventado por Rowling en el que se usan escobas.
Además del Viaje Prohibido, hay dos montañas rusas para los amantes de las grandes emociones. Y una cantidad de negocios que venden artículos alusivos a las novelas