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A 200 años del Manifiesto de Cartagena

   El manuscrito original del Manifiesto de Cartagena, también conocido como Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño, no se encuentra en los documentos del Libertador albergados en el Archivo General de la Nación.

El texto que se conoce de este pliego, considerado como uno de los escritos más importantes del Padre de la Patria, fue copiado de un impreso realizado en la tipografía de Diego Espinoza según se desprende de las indagaciones realizadas para conocer la ubicación de su original.

Este manifiesto forma parte de un conjunto de tres escritos realizados por Simón Bolívar luego de la capitulación de Francisco de Miranda, de su huida hacia Curazao y su posterior traslado hacia Tunja para ofrecer sus servicios militares al Congreso de Nueva Granada.

El primero de los escritos mencionados es una denuncia de las tropelías realizadas por Domingo de Monteverde y sus secuaces en Venezuela, con el arresto de los simpatizantes y dirigentes de la Independencia, además de la confiscación de sus bienes y los atropellos contra la población, sin respeto hacia las mujeres y los niños.

El segundo es una carta al Congreso de Nueva Granada, donde repite los argumentos en contra de Monteverde y de los realistas, además de la solicitud de ayuda para liberar a Venezuela. Esta exposición de la situación venezolana se encuentra firmada conjuntamente con Vicente Tejera, quien se había desempeñado como ministro de la Alta Corte de Caracas.

Finalmente, está el Manifiesto de Cartagena, fechado el 15 de diciembre de 1812, aunque su publicación se dio en los primeros días de enero del año siguiente, según los investigadores que tuvieron la oportunidad de revisar el documento publicado por Espinoza.

EL ARCHIVO DEL LIBERTADOR

Aunque no existe una investigación precisa sobre el pliego que publicó Espinoza, se puede precisar que perteneció a una colección de Cristóbal Mendoza y Francisco Javier Yánez, llamada Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y de Perú para contribuir a la historia de Suramérica, cuya edición se inició en 1826 y culminó en 1830 con un total de 22 tomos.

José Félix Blanco, quien actuó en la guerra como presbítero y militar, también recabó muchas cartas y manifiestos de Bolívar. La parte más importante la obtuvo del general Pedro Briceño Méndez, quien luego de la muerte de Bolívar recibió un tercio de sus documentos. El resto fue recopilado por el propio Blanco en combinación con su amigo Ramón Azpúrua, logrando la impresión de 14 tomos de la obra Documentos para la vida pública del Libertador.

El Manifiesto de Cartagena, al parecer, fue copiado del impreso realizado por Diego Espinoza y colocado en la recopilación de Mendoza y Yánez. Blanco y Azpúrua lo copian a su vez de la recopilación mencionada y de manera sucesiva lo replicaron O’Leary y Vicente Lecuna, uno de los últimos compiladores de los documentos relativos al Libertador.

Sobre este último, es curioso que, siendo un bolivariano calificado, Lecuna reseñara en su Bolívar, Obras completas que la copia inserta en esta colección fuese del original, a pesar de que al final del documento coloca la nota: Imprenta del C. Diego Espinoza, 1813.

Lo cierto es que en los archivos que se han mantenido dentro del Archivo del Libertador no se encuentra ni el original ni el impreso de Espinoza. Sin embargo, las otras dos cartas, la acusación contra Domingo de Monverde y la Exposición al Congreso de Nueva Granada, sí pueden apreciarse, pues están los documentos de la recopilación de Yánez y Mendoza.

TRES PARTES DE UN ARCHIVO

La historia del archivo de Bolívar es interesante. El Libertador, en el testamento redactado en su lecho de muerte, manifestó su deseo de que los documentos que había atesorado desde 1813 en sus campañas fuesen incinerados, ordenando la realización de tal acción a su albacea Pavageau.

No obstante, el 15 de diciembre de 1830, dos días antes de la muerte de Bolívar, Pavageau viajó a Jamaica con los 10 baúles que contenían todos los documentos.

Meses después, se encontró con Daniel FLorencio O’Leary y Juan de Francisco Martín, su socio, a quien dejó en custodia los pliegos.

Luego, el general Pedro Briceño Méndez se encontró con O’Leary y Martín y entre los tres decidieron repartirse los baúles llenos de documentos para realizar, cada uno por su cuenta, la biografía de Simón Bolívar.

Pedro Briceño Méndez se quedó con los pliegos fechados desde 1813 hasta 1818, con la idea de relatar ese período en la vida militar del Libertador; O’Leary tomó los papeles relativos a los años entre el 1819 y 1830 y Juan Francisco de Martín con otro lote de cartas y manifiestos de diversas épocas.

Como ya se mencionó anteriormente, Pedro Briceño Méndez donó su parte al general José Félix Blanco para la elaboración de la colección Documentos para la vida pública del Libertador.

Luego, O’Leary enriqueció aún más su colección de documentos con la de Blanco y Azpúrua y continuó incrementando un trabajo minucioso que legó a sus hijos.

Juan Francisco de Martín llevó su parte del archivo a París, donde los entregó a su hija Bolivia Francisco, quien a su vez los dejó a su hijo José María Quiñones, quien luego de muchos años los vendió al Gobierno venezolano por recomendaciones de Simón Barceló, ministro de Venezuela en la capital francesa a principios del siglo XX.

Posteriormente, se incrementó el archivo de Bolívar con la incorporación de una investigación realizada por Vicente Lecuna en el Archivo General de la Nación y con la compra de los documentos que tenían Juan Bautista Pérez Soto y Francisco de Paula Santander, entre otras recopilaciones.

A pesar de todo el esfuerzo que se ha hecho por acumular la totalidad de los documentos que escribió el Padre de la Patria, los ciudadanos no tienen el privilegio de observar el original de la Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño.

Documentos de la historia patria

Los ciudadanos de Venezuela y el mundo pueden observar los originales de muchos documentos y cartas del Libertador Simón Bolívar, a través de las páginas web: www.archivodellibertador.gob.ve; www.libertador.bolivariumusb.ve; www.cervantesvirtual.com/bib_autor/bolivar/archivo.shtml; www.anhvenezuela.org/archivoLibertador.php, entre otras.

Sin embargo, en cada una de éstas la información es parcial. Todavía no se han logrado escanear los 287 tomos que conforman la colección completa de documentos de Bolívar y los 84.279 folios escritos incluidos en los diferentes archivos existentes.

En ese sentido, existen 54 tomos de la colección de Daniel Florencio O’Leary; 45 de la Sección Archivos Nacionales y otras fuentes; 64 de la Sección Juan de Francisco Martín; 42 de la Sección Juan Bautista Pérez y Soto; 17 del Archivo de Sucre; 18 del Archivo José Rafael Revenga; 38 cajas del Archivo de Parra Pérez-París del Gallego y dos del Archivo de Muñoz Tebar.

El Archivo General de la Nación trabaja actualmente en la digitalización de todos esos textos, con la intención de que el mundo conozca los documentos del Libertador, como una contribución a la difusión de las ideas bolivarianas y de los hechos y circunstancias que rodearon la Independencia venezolana.

Ciudad CCS

A 200 años del Manifiesto de Cartagena was last modified: diciembre 14th, 2012 by
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