Cerca del 60% de los primates están amenazados de extinción en el planeta por la devastación causada por los humanos, alertó una investigación divulgada en Estados Unidos.
«Lo inquietante es que cerca de 60% de las especies de primates están amenazadas de desaparición y que un 75% ven cómo su población se reduce», señalaron 31 especialistas en la última edición de la revista estadounidense Science Advances, publicada el miércoles.
«Estamos en un momento crítico para un gran número de estas criaturas», dijo Paul Garber, profesor de antropología en la Universidad de Illinois, principal autor del estudio junto a Alejandro Estrada, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Varias especies de lémures y de monos han visto su población reducida a unos pocos miles. De acuerdo al estudio, sólo quedarían, por ejemplo, una treintena de ejemplares del gibón de Hainan, una suerte de mono originario de China, mientras que el orangután de Sumatra está en peligro extremo de extinción tras haber perdido 60% de su hábitat entre 1985 y 2007, según el profesor Garber.
La caza, el comercio ilegal y la pérdida del hábitat son las principales amenazas que se ciernen sobre estos animales, producto de actividades humanas como la continua deforestación de los bosques tropicales, la construcción de rutas y la explotación minera, lamentó.
En los próximos 25 años, numerosas especies de primates que sobreviven en los bosques de países como China, Madagascar, Indonesia, Tanzania o la República Democrática del Congo (RDC) «desaparecerán si no hacemos de su preservación una prioridad mundial», advirtió.
Brasil, Indonesia, Madagascar y la RDC concentran dos tercios de todas las especies de primates del planeta y deberían ser el centro de políticas tendientes a frenar y a revertir las tendencias actuales, señalan los autores del estudio, que destacan que la pérdida del hábitat de estos animales está vinculada también a tasas elevadas de crecimiento demográfico y a la pobreza.
Prácticas agrícolas como la producción de aceite de palma, de soja y de caucho, así como la explotación forestal, la ganadería, la minería y la industria del petróleo, que destruyeron millones de hectáreas de bosques en todo el planeta, son particularmente devastadoras, de acuerdo al documento.