El término Esclerosis Múltiple suele generar temor sólo al oírlo; sin embargo, son pocos quienes realmente conocen el alcance de esta enfermedad autoinmune que afecta la capa que cubre los nervios –mielina-, causando destrucción y atrofia neuronal. La neuróloga clínica, Geraldine Orozco, informó que la patología se presenta con mayor incidencia en personas con edades comprendidas entre 20 y 40 años. Esto no significa que los más jóvenes están exentos, ya que en aproximadamente 5% de los casos las manifestaciones comienzan antes de los 16 años.
A medida que la enfermedad progresa, ocasiona inflamación y destrucción de la mielina, trayendo como consecuencia un deterioro en la conducción de las señales nerviosas que afecta las sensaciones, los movimientos, trastornos del habla, alteraciones visuales, problemas con la memoria a corto plazo y ocasionalmente de juicio y razonamiento. La doctora Orozco enfatizó que la enfermedad puede ser tratada, siguiendo un esquema farmacológico que prevenga el surgimiento de nuevos brotes y retrase la discapacidad.
Según la especialista en neurología, la mejor manera de garantizar una respuesta favorable al tratamiento es mediante el diagnóstico y la medicación en fases tempranas, cuando aún está en fase inflamatoria y no hay mucha degeneración. Esto le brinda al medicamento una mayor oportunidad de modular la respuesta autoinmune.
Diferentes manifestaciones del mismo mal
La doctora Geraldine Orozco apuntó que la patología tiene varias formas clínicas, las cuales se dividen en:
• Remitente recurrente: es la más común y representa entre 80% y 85% de los casos. Se caracteriza por brotes con recuperación completa o secuela sin progresión –definiendo como brote es la aparición de un síntoma neurológico por más de 24 horas, producto de la afectación de una estructura del sistema nervioso central.
• Primariamente progresiva: su porcentaje de incidencia se ubica entre 10% y 15% del total de los casos de esclerosis múltiple registrados a escala mundial. Los pacientes con este tipo de afección presentan una progresión desde el inicio, con periodos de estabilidad clínica e incluso discretas mejorías.
• Secundaria progresiva: caracterizada por un curso inicial remitente recurrente, seguido por una progresión con o sin brotes.
• Progresiva remitente: En estos casos ocurre una progresión continua desde el inicio, con síntomas evidentes con o sin recuperación.
Esquema terapéutico
En cuanto a las opciones de tratamiento, también miembro del Grupo de Trabajo para Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Venezolana de Neurología detalló que los esfuerzos están dirigidos a lograr el control de la enfermedad y la reparación del daño producido en la mielina. “La medicación varía dependiendo de las características individuales de cada paciente, pero el objetivo es lograr un efecto beneficioso, disminuir los brotes, reducir la progresión de la discapacidad y la acumulación de lesiones encontradas en la resonancia de cerebro” acotó.
Concluyó que es importante discutir con el paciente las indicaciones, riesgos y beneficios de las diferentes alternativas terapéuticas, además de hacer hincapié en la importancia de la adherencia terapéutica para lograr una mayor protección. “La medicación debe mantenerse de forma indefinida, a no ser que existan condiciones como el embarazo, el fallo terapéutico o efectos indeseables”, agregó. NP