El espíritu independentista corre por toda Latinoamérica, y en medio de un panorama social y político convulsionado, se recuerda a los guerreros que con su sangre forjaron nuestra bandera tricolor, que ondea con el viento festejando en lo lato la libertad del yugo opresor.
La revolución del 19 de abril de 1810, en pleno jueves Santo, se dio inicio a una nueva etapa en la historia de Venezuela. En este día, el cabildo de Caracas, con el apoyo de parte del pueblo y de importantes sectores de las fuerzas armadas, tanto de los batallones de veteranos como de milicias, así como de destacados personajes del clero, la sociedad, de los intelectuales, depuso al gobernador y capitán general Vicente Emparan y a los demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio.
El gobernador se asomó por su balcón y preguntó al pueblo si quería que el siguiera gobernando, a lo que la multitud respondió “¡NO!”.
Dicho movimiento revolucionario que se llevó a cabo de una manera incruenta, en definitiva tuvo un impacto en los campos político, económico, social y cultural no sólo de Venezuela sino de toda Sudamérica.
Luego, se firmó el Acta del 19 de abril de 1810 y se establece una Junta de Gobierno que toma las siguientes iniciativas: establecer juntas similares en las provincias de Cumaná, Margarita, Barinas, Barcelona, Trujillo y Mérida; además de liberar el comercio exterior, prohibir el comercio de esclavos negros, crear la Sociedad Patriótica (para fomentar la agricultura y la industria), así como la Academia de Matemáticas. Se envían delegaciones diplomáticas a los países que podían apoyar la insurrección: Inglaterra, Estados Unidos y Nueva Granada. Tres provincias permanecen leales al gobierno establecido en España: Maracaibo, Coro y Guayana.
El desconocimiento a la autoridad del Capitán General de Venezuela fue el primer paso para que el 5 de julio del año siguiente, con la firma del Acta de la Declaración de Independencia, Venezuela declarara formalmente su independencia para siempre del imperio español.
Hoy se conmemora aquel día de rebelión y valentía, justo cuando Venezuela atraviesa por un punto álgido de supuestas batallas ideológicas en el que diferentes modelos de país se dividen en otra encrucijada. Dentro de 200 años podrían recordar este momento como un impulso de gloría revolucionaria o como un instante de irraciocinio colectivo; juzgar eso, le corresponderá únicamente de la historia