“¡Queremos a Chávez!”, “¡Chávez no renunció, lo tienen secuestrado!”, eran las consignas que exclamaba el pueblo el 13 de abril de 2002, cuando el ahora fallecido presidente de la República, Hugo Chávez, enfrentó un golpe de Estado. Hoy se cumplen 14 años de aquel primer retorno del mandatario a la presidencia de Venezuela, el día que el pueblo decidió volverlo a sentar en Miraflores.
Poco duró la celebración de los sectores golpistas que dos días antes habían derrocado al Gobierno legítimo y constitucional de Chávez. Con la reacción del pueblo, que con mensajes boca a boca decidió marchar a Miraflores para exigir el regreso de su líder, y de los militares patriotas se logró restaurar el hilo constitucional.
A continuación extractos de una reseña escrita por YVKE Mundial sobre el 13 de abril de 2002:
Intuición. Esa es la palabra que define lo que el pueblo sintió durante la madrugada del 13 de abril de 2002; con la convicción de que el presidente Chávez no había renunciado salió a las calles a exigir la restitución del comandante, en Miraflores.
A las 2:50 am del 14 de abril de 2002 una luz hacía resplandecer el helipuerto del Palacio de Miraflores. A sus al rededores, el pueblo ondeaba banderas de Venezuela mientras gritaban ¡volvió, volvió, volvió! El estallido del Poder Popular había dado resultados.
Un helicóptero aterrizaba y con él volvía la tranquilidad para el pueblo de Venezuela: el presidente Hugo Chávez regresaba luego de estar secuestrado en la casa presidencial de La Orchila. “¡Queremos a Chávez, queremos a Chávez!”, continuaba gritando la gente. Con el puño cerrado y el brazo izquierdo alzado, el Comandante caminaba entre un río de personas que lo recibían en el Palacio.
La Banda Marcial de la Guardia de Honor Presidencial, la misma que se negó a tocar honores cuando Pedro Carmona llegó al Palacio, entonaba una fanfarria y los rostros de las personas se llenaban de sonrisas y de lágrimas de alegría. “Me empavaron esto”, dijo Chávez cuando entró al Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores para hablarle al país. Miembros de su equipo de gobierno lo recibieron con abrazos y con aplausos.
“Quiero hacer un llamado y esto es quizás lo más importante que puedo decir hoy domingo 14 de abril. He estado incomunicado durante las últimas horas y no he tenido ninguna información. Tenía una angustia muy grande. Lo primero y más importante que digo aquí, a todos los venezolanos, es que vuelvan a sus casas, que vuelva la calma, ustedes venezolanas, ustedes venezolanos, que me adversan pues advérsenme, yo no puedo hacerlos cambiar, trataré hacerlos cambiar. Ojalá, pero ustedes no pueden adversar esta Constitución porque es un libro para todos (…) tienen que reconocer esto y sobre todo no se dejen envenenar, no permitan que los envenenen con tantas cosas y tantas mentiras”, fue lo que pidió el Chávez al llegar de nuevo a la capital de Venezuela.
La trinchera: “Si no es Chávez, no queremos nadie”
El 13 de abril de 2002, personas que caminaron desde Petare, Vargas, Guarenas, Guatire y otros sectores de la ciudad capital, llegaron al Palacio de Miraflores y sin que nadie lo ordenara establecieron una línea de resistencia. Un grupo de militares traidores había logrado inmovilizar a casi toda la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y replegaron las tropas; efectivos de la Guardia Nacional habían dado campo libre a la marcha opositora.
El pueblo consciente entendió y se fue a Miraflores a establecer una trinchera, una línea de defensa; ahí cantaron, gritaron y asumieron su papel. “Chávez es el hombre que manda aquí, Si no es él no queremos a nadie”, “Fuera el dictador Carmona Estanga”, “Lo secuestraron lo tienen secuestrado, queremos que regrese”, gritaban las personas que se concentraban en el Palacio de Miraflores el sábado 13 de abril.
José Vicente Rangel, quien era ministro de la Defensa durante el golpe de Estado de 2002, afirma: “Si no hubiera sido por esa línea de resistencia y defensa del pueblo y por los valientes y heróicos soldados, esa marcha fascista hubiese asaltado y destrozado el Palacio y al presidente Chávez lo hubieran sacado”.
La interconexión inesperada forjó la resistencia
La población que pedía el regreso de Chávez el 13 de abril de 2002, se expresó mediante cacerolazos, pancartas, camiones con cornetas en los que se iba diciendo que el Presidente no había renunciado y que estaba secuestrado. Un grupo de personas, que caminó desde Petare y que venía también de Guarenas y Guatire, se concentró en las afueras del canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV) para exigir la restitución de la señal. Los medios comunitarios y alternativos, como Catia TV y Radio Perola, fueron el único canal por el cual se pudo dar a conocer lo que ocurría: se interconectaron para informar.
El periodista Earle Herrera afirma que cuando la oposición vio que el pueblo se lanzó a las calles, quiso tapar esa realidad y colocó, en los canales privados de televisión como Radio Caracas, comiquitas. La señal de VTV seguía fuera del aire.
Sin embargo, eso no evitó que el pueblo se comunicara por cualquiera vía posible para difundir el mensaje de que Chávez estaba secuestrado y tenían que traerlo de vuelta.
“Yo tengo consciencia de que estoy vivo gracias al sacrificio de quienes murieron en Puente Llaguno. Cada día estemos más unidos para hacer realidad el proyecto bolivariano, para la victoria; no una coyuntural, sino una definitiva e histórica contra el imperialismo y contra la apátrida burguesía. Que la muerte de los mártires de Puente Llaguno sea absorbida por la gran victoria del pueblo”, expresó Chávez el 11 de abril de 2010, durante la transmisión del programa Aló Presidente 355.
Noticia al Día/Yvke