La idea suena a locura, pero en el país de las posibilidades ilimitadas todo puede funcionar: emprendedores extranjeros de firmas tecnológicas que no hayan recibido permiso de trabajo o residencia en Estados Unidos podrían acuartelarse en el futuro en una plataforma flotante cerca del valle de la alta tecnología Silicon Valley, en California, de forma totalmente legal.
Y es que el ya denominado por una moderadora de la emisora económica Fox Business “barco de los sueños para los fundadores de empresas” echará el ancla a 12 millas de la costa y con ello, fuera del alcance de las autoridades migratorias estadounidenses.
Max Marty, hijo de emigrantes cubanos, es el cerebro tras el proyecto “Blueseed”. Él mismo dice conocer casos de compañeros extranjeros con talento que tras terminar sus estudios tuvieron que dejar el país. Ahora, intenta con ayuda de Peter Thiel, que financia a emprendedores, obtener el dinero necesario para la construcción del barco. “Y ya tenemos a algunos inversores”, anunció orgulloso en declaraciones a Fox Business. “El tema tiene buena pinta”.
Aún no se sabe cómo sería el aspecto de la fragua de ideas. Los bocetos van desde un carguero de contenedores reconstruido al estilo de una construcción industrial soviética hasta una estructura similar a la de una plataforma petrolera, pasando por una especie de crucero con formas que recuerdan al diseñador Luigi Colani. La variante de lujo incluiría una gran piscina, un campo de fútbol y un parque lleno de árboles. En cualquier caso, el proyecto tendrá un helipuerto.
A finales de 2013 se mudarían ya los primeros emprendedores, que pagarían por un camarote para cuatro donde dormir y por un escritorio en una gran oficina al menos 1.200 dólares (unos 900 euros), menos de lo que cuesta una pequeña vivienda cerca de San Francisco.
Para bolsillos que puedan permitirse alquileres más altos existe también la posibilidad de alquilar una zona propia.
A bordo, todo estará servido, desde un puesto de correos hasta Internet de alta velocidad por satélite o cable submarino. Y para las conexiones con tierra firme, un ferry que permita a sus habitantes breves viajes a Estados Unidos con visados de turista o de negocios.
El barco no será sin embargo una residencia permanente para sus habitantes: la esperanza es que debido a su cercanía con Silicon Valley encuentren rápidamente inversores y donantes para fundar sus propias empresas y acoger sus proyectos, lo que facilitaría su entrada a Estados Unidos.
Pero en estos momentos, del hermano flotante de Silicon Valley apenas hay más que un par de bocetos y los más escépticos creen que el proyecto es demasiado caro y la vida en el mar demasiado peligrosa. Además, el barco debería ser capaz de protegerse ante tormentas.
Los ideadores del “Blueseed” tranquilizan asegurando que en esa zona del mar no hay huracanes y que incluso la vida allí es más segura que en tierra firme, porque no hay que preocuparse de terremotos o tsunamis.